A veces me pongo nerviosa si no consigo recordar. Sobre todo cuando se trata de curvas. La curva de tu mano sobre las cuerdas de una guitarra; la curva de tu sonrisa a medias, entre el quiero y el no puedo; la curva de tu espalda cuando te asomas al balcón; la curva de tus brazos cuando te acercas a abrazarme. A veces cierro los ojos y no puedo distinguir tus curvas, y eso me pone nerviosa. Pero otras veces cuando los cierro te siento tan cerca que casi puedo ver la curva de tu mano sobre las cuerdas de una guitarra, la curva de tu sonrisa a medias, la curva de tu espalda en el balcón y hasta la curva de tus brazos detrás de mí. Y entonces todo se vuelve tan nítido que entro en un limbo donde no sé si ya ha amanecido o si sigo tumbada sobre una cama de 1.80 entre mantas y la vieja canción del recuerdo a deshora. Y cuando abro los ojos la luz del día lo vuelve todo tan oscuro que ya no puedo verte. No puedo ver el aliento de tu boca sobre mi cuello ni tus dedos rozando los míos en un juego entre buscarse y no querer encontrarnos.
Por suerte acaba llegando la noche con su sol vestido de gala y todas las estrellas parecen reflejar aquella playa desierta de arena fina y oscura.
Por suerte acaba llegando la noche con su sol vestido de gala y todas las estrellas parecen reflejar aquella playa desierta de arena fina y oscura.
Como cada kilómetro.
Y eso me transporta de nuevo allí. O a ningún lugar, porque ya no sé a dónde van todos esos resquicios que no aceptamos en ninguna parte. Porque eso el lo que hace la luna; te mueve. Un segundo estás en tu cuarto con la mirada perdida y al siguiente la tienes prendida. Y yo siempre vuelvo al mismo standby donde no existen ni el blanco ni el negro. Todo es rojo. Como la noche en la que nos quisimos sin querer; y sin saber. Sin saber que cada mirada escondía el peso de un beso que viaja en el tiempo sin encontrar el momento al que pertenece. Porque todos los momentos son suyos. Porque cada vez que cierro los ojos y me dejo ir atravieso la luna y vuelvo a la eternidad de aquella película en pausa.
Eterna.
Como las cosas que son sin ser. Las que no terminan de irse nunca.