jueves, 9 de enero de 2014

Perdiendo el hilo

Cómo cuesta deshacerse de las viejas mentiras. Esas que por viejas, te hacen sentir como en casa. Cómo cuesta dejar el traje de la inocencia a un lado y empezar a bordar una vida de incertidumbre. Caminamos con una túnica a medio camino entre lo que fuimos, lo que pretendemos ser y lo que somos. A medio camino entre la resignación y las ganas. A veces demasiado larga; a veces demasiado corta; a veces demasiado raída. Siempre mirando de reojo el viejo traje del fondo del cajón.

La verdad pesa demasiado en las espaldas aún sin curtir. La mentira es más acogedora, tiene ese olor a pan reciente o chocolate caliente. 
Yo, en algún punto entre la verdad y la mentira, entre el querer saber y la comodidad de la ignorancia, tengo el traje demasiado roto y la túnica con demasiadas preguntas sin responder. Y así, entre  puntada y puntada, veo cómo la verdad agarra con fuerza a la mentira y la saca a flote en un mar en el que yo me hundo cada vez más. Porque ya no sé sin son dos cosas distintas o es todo lo mismo. No sé si es un camino con principio y fin o si el destino es el punto de partida. Solo sé que he perdido el hilo de la historia y no puedo continuar cosiendo.

Méceme un poco más, dulce inocencia, mis retales aún pueden esperar...

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