Lo bueno de las respuestas ambiguas a las preguntas concretas es que hay que interpretarlas, y en esa interpretación está la verdadera respuesta. Por eso cuando me preguntaste te contesté de la forma más ambigua que pude.
El silencio.
Un silencio únicamente interrumpido por el suave click de una puerta que se cierra.
El silencio.
Un silencio únicamente interrumpido por el suave click de una puerta que se cierra.
Siempre te quisiste ir, por eso no te pedí que te quedaras.
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