No se trata de vencer imponiendo. Se trata de hacerlo convenciendo. De tener la capacidad de hacer ver que tu opción es la correcta, sin recurrir a la imposición, la violencia o las extorsiones. Esa es la madera de la que está hecha un buen líder. De pequeños siempre elegíamos como delegado al graciosillo de la clase, nunca al empollón, o al más responsable. De mayores, camuflado en algo conocido como "elecciones", sucede exactamente lo mismo. No digo que los candidatos a la presidencia sean unos graciosillos, no, de mayores la palabra "gracioso" se convierte en palabras mucho más fuertes y determinantes. Las palabras "hipócrita", "mentiroso" o cualquier otra de ese calibre flotan constantemente en el aire del día a día. Es lo que respiramos y con lo que nos formamos cada día. Luego queremos que de las nuevas generaciones salga gente inetligente y con estudios, y no me refiero solo a los académicos, sino a la educación en sí de la persona. La base de una buena educación es abrir todas las puertas posibles, razonarlas desde la voz de la experiencia, y dejar a la inocencia que sea la que decida. Es muy fácil decirle a una persona que lo que él cree está mal, pero, eh, ¿acaso tú le has dado una opción mejor? No vale tachar de incorrecto lo de tu alrededor, sino das más opciones que, a tu parecer, son correctas. Vivimos una época de recortes, recortes económicos aquí y allá, pero también recortes intelectuales. Cortamos las alas a aquellos que tienen el valor de hacerse escuchar por encima del resto, les etiquetamos con términos despectivos y les juzgamos por cómo visten y no por cómo piensan. Esa es la sociedad en la que vivimos. Y ahora, mi pregunta es, ¿hay un responsable? Y en el caso de que lo haya, ¿quién es? Volviendo a lo que he dicho al principio, el delegado de la clase era elegido por la gran mayoría de la clase, pero a medida que avanzábamos en el curso, eran más las quejas de los compañeros porque no se hacían las cosas bien, porque no se organizaban bien las excursiones, porque las cosas no salían como queríamos. Y así, hasta hoy. Hasta esa cosa llamada "elecciones". Todos nos quejamos de que los gobertantes no gobiernan bien, de que los representantes, en realidad, no nos representan. Una "mayoría absoluta" elige al líder, pero luego, al cabo de un tiempo, parece que la palabra absoluta se transforma en relativa. Que ya no convence tanto. Y sin embargo, ahí sigue, haciendo y deshaciendo a su antojo. Porque parece que levantar la voz es algo prohíbido. Y lo que yo digo es, ¿esto se nos ha impuesto, o lo hemos elegido? Es una pregunta difícil, pensaréis. A mí no me lo parece tanto. Es cierto que ciertas cosas se nos imponen sin poder hacer nada al respecto, pero la gran mayoría son elección nuestra. Al fin y al cabo, si no nos representan es, porque nosotros mismos, no nos representamos ni tan siquiera la mitad de las veces.
Y solo me queda por decir una cosa, los recortes en educación no recortan tu capacidad de pensar, de educarte como persona y como ciudadano. Recuerda, al delegado de la clase lo elegías tú.
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