sábado, 2 de junio de 2012

Los del 96

A las nuevas generaciones. A esas que veo por la calle con la insignia de Jesuitinas en el pantalón del chandal, o en la camiseta, justo donde está el corazón. Que no puedo evitar sonreír al verlo. Solo deciros que ese escudo, que lleváis grabado en la camiseta, en el corazón, más tarde seguirá estando ahí, aun muchos años después, y a pesar de las muchas generaciones que vengan. Solo deciros que será un colegio que os verá crecer, madurar. Que os enseñará a querer y también os demostrará que la vida no son solo sonrisas. Solo deciros que vais a conocer a gente de la cual os acabaréis olvidando, pero que también vais a conocer a gente que os acompañará a lo largo del camino, que serán lo más importante y no os dejarán. 

Hace ya tres años que abandoné esa gran casa. Dentro de 22 días acabo la ESO, y parte de mi corazón, de mi vida, sigue estando en ese escudo. Es como si fuera una doble despedida. Mi generación. La del 96. Se acaba. Y nunca pensé que, después de todo, después de tanto tanto dolor, lo recordaría con tanta añoranza, pero así es. Porque los recuerdos pesan. Hasta el punto de llorar, sin saber muy bien por qué. Quizás tristeza, o alegría, qué se yo. Lo único que sé es, que lo que lo que me ha dado Jesuitinas no me lo ha dado nada más. Y su gente, mi gente, siempre estará ahí.

También deciros que aprovechéis esos años en el colegio, esos años que son tan personales e inolvidables. Que a los profesores, aunque les odiéis, porque les odiaréis, les vais a coger un cariño inimaginable, y que al cabo de un tiempo, cuando estéis en el instituto os acordaréis de ellos y pensaréis en todo lo que os han enseñado. Disfrutad de las horas de lectura en la biblioteca, yo lo supe hacer bien. De los recreos, de las excursiones, de las fiestas (porque no las hay mejores) y llorad con el paso de la antorcha. Id a los campamentos de alcor, saltad las gradas de dos en dos hasta caeros, jugad en los 3x3. Disfrutad cada segundo allí, porque será todo lo que os quede y lo que os formará.



















Pero sobretodo deciros que, pase lo que pase, siempre será un lugar al cual estaréis ligados eternamente, y que allí, siempre tendréis una casa.

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