domingo, 27 de mayo de 2012

Sin restricciones

Se acabó. Me refiero a todo en general. A todo lo que hasta ahora me ha parecido lo correcto, lo mejor, lo bueno. Se acabó la persona que creía que quería ser. Porque me he dado cuenta de que lo correcto no es lo mejor. De que complacer a la gente da igual si no te complaces a ti misma. De que ni siquiera intentando complacer, complaces. Entonces, ¿para qué? La vida no es eterna. Vivimos de media aproximadamente unos 80-85 años, tal vez más. Y al final, ¿qué es lo que te llevas? Pues nada. Al final del camino no te queda absolutamente nada. Te quedas tú, tu cuerpo descomponiéndose en una caja bajo tierra o un montón de cenizas dentro de una urna y sí, vale, gente que se acuerda de ti y echa alguna lagrimilla durante cierto tiempo. Pero ni siquiera el recuerdo dura siempre. Tengo 16 años practicamente recién cumplidos, y ya me he llevado más decepciones de las que jamás pensé que me podría llevar. Así que se acabó. Se acabó todo. Que si me apetece bebo, y si me da por fumar, pues mira, también. A partir de ahora todo en lo que pensaré será en lo que tengo delante. En si quiero galletas o tostadas para desayunar. En si me pongo vaqueros o falda. En si hoy salgo de fiesta o vamos de tranquis. A partir de ahora nada significará nada, y todo significará todo. A partir de ahora mucho rock and roll. A partir de ahora sin restricciones. Sin dudas. Sin miedo. A partir de ahora pelo suelto y tacones. Para dejar huella.


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