lunes, 7 de mayo de 2012

S.

Cómo son las cosas. Parece que fue ayer cuando jugaba con mis primos al pilla-pilla en la alameda, al escondite inglés o simplemente a saltar en los bancos. Parece que fue ayer cuando le suplicaba a mis padres ir al Miguel ángel a tomarnos unas rabas. O cuando iba a Juguettos a elegir un regalo de cumpleaños. Parece que fue ayer cuando bajaba de la mano de mi abuela a la calle Burgos a por un helado de regma. Parece que fue ayer cuando me despedía por primera vez moviendo la mano desde la alameda a un lado y a otro de la acera, San Fernando y Vargas, donde las dos familias se asomaban al balcón para seguirnos con la mirada hasta que desaparecíamos con el coche. Alameda que me ha visto crecer, madurar, reír hasta llorar y llorar hasta reír. Alameda de recuerdos. De niñez, de adolescencia. Alameda querida...


Y es que, en 16 años, no he conocido ningún lugar tan importante y especial como ese...

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