martes, 1 de mayo de 2012

La chica de la habitación de al lado

21. El 21 es un número bonito. Es el día en que nací, y los años que cumples pasado mañana. Podría decirte de 21 formas diferentes  por qué eres tan especial, pero tú y yo sabemos que soy muy vaga y no lo voy a hacer. También podría escribirte en 21 pancartas que lo más bonito que he visto en mi vida es tu sonrisa, pero quedaría muy ñoño, y a mí, ñoñeces las justas. Podría dejarte un caminito con 21 post-it de tu habitación a la mía con mensajes bonitos y que nada más levantarte lo vieras, pero me los has robado todos (jeje). Incluso haciendo un esfuerzo sobrehumano, podría levantarme pronto y prepararte un desayuno de esos que nos gustan, con sus tostaditas, su zumito recién hecho, y su cafetito para empezar bien la mañana (con unas velitas en una tostada con el número 21, eso que no falte), pero lo más probable es que me quede dormida y te despierte con un "Paula son las 8 menos cuarto!" desde la ducha. También podría hacerte el mejor regalo del mundo para que nunca olvides los 21, pero me has dejado el listón muy alto, y mi tiempo mi dinero y mi imaginación escasean. Así que yo creo que mejor nos olvidamos de todas esas cosas de comedia romántica americana que tanto odias.

Porque a mí me da igual que cumplas 21 años. Porque por muy mayor que seas, para mí siemrpe serás la personita que se mete en mi cama con los pies fríos porque le gusta mi nórdico, la misma que cuando llega de fiesta me despierta aunque intente no hacer ruido y a la que enciendo la luz para que entre a verme al cuarto. Porque siempre soltarás algún comentario no deseado delante de papá y mamá, y te pondrás a gritar como una histérica cuando coja algo de tu armario, porque todavía no has decidido qué ponerte. Y así, a la bobada, ya llevo 16 líneas para felicitarte, tantas como años tengo. Y todo ¿para qué? Para decirte que no hay mejor amiga que una hermana, ni una hermana mejor que yo, así que puedes agradecer tenerme contigo para soplar las 21 velitas en tu selva negra (jeje). Pero bueno, en el supuesto caso de que me diera por ponerme ñoña, lo que te diría es que yo sí que tengo que dar las gracias por tener una hermana como tú, por ver tu perfecta sonrisa cada noche (porque por la mañana somos unos zombies), porque nuestras teorías de las series siempre se cumplen, porque más pesada con los protegidos no la hay, pero me gusta. Por tus consejos y tus advertencias, porque me vas llenando de terciopelo el camino para que la caída no duela tanto. Porque sé que eres y serás, la única persona por la que podré poner la mano en el fuego y no me quemaré. Te quiero mucho hermanita.



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