Dime quién te enturbia el sueño del ocaso a la mañana, quién hipotecó
la risa y embargó tus ganas de asomarte al mundo, de abrir todas las
ventanas. Dime por quién mojas tus pestañas. Dime qué enfría tu cama,
qué te hace cerrar los bares, quién te trajo estos fantasmas, por qué
cambiaron los planes y acabaste solo allá donde nunca hay flores, donde
no existen colores. Dime si es verdad que tienes banca rota de ilusiones
y en tu negro corazón cien alfileres.
Nos quedan los recuerdos,
los brindis, las ciudades, el whisky, el hielo, los caminos, las
canciones, los ríos, las montañas, donde poder perdernos y evitar mil
lágrimas al alba, mil lágrimas al alba mojando tu mirada y ahogando tu
alma.

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