domingo, 23 de marzo de 2014

El olvido está lleno de memoria

La paradoja de la memoria y el olvido, de la historia y el tiempo, de la verdad. La España que rehuye de su historia se encuentra con uno de sus máximos representantes despojado de memoria. Parece una broma del destino, o quizá  un reflejo de lo que hemos hecho con nuestra identidad. El Suárez enfermo ha sido una España que no ha sabido asimilar su historia, que le ha dado la espalda y a la vez ha vivido siempre atrapada en su pasado. Es el reflejo de una historia que constituye una identidad, la nuestra, a la que le hemos ido arrancando uno a uno y poco a poco todos los pétalos hasta dejarla desnuda e indefensa. Confusa. Tambaleante.

Ahora todo el mundo recobra la Memoria. Una memoria tamizada, por supuesto. Y recuerda una España grande, que rompe, que evoluciona. Y recuerda un símbolo. Como siempre, las palabras llegan tarde, la memoria se queda corta, y el tiempo gana otra batalla. Ese es el verdadero clásico español: la alternancia entre una amnesia disfrazada y una memoria oportunista que derivan en un sistema que intenta realzar su identidad y es incapaz de rescatarla de la cuneta a la que la ha tirado.

Mientras tanto, los grandes van muriendo sin sustitución, y a la Historia la vamos dejando morir... 

En el fondo el olvido es un gran simulacro
nadie sabe, ni puede /aunque quiera/ olvidar
Un gran simulacro repleto de fantasmas,
esos romeros que peregrinaran por el olvido
como si fuese el Camino de Santiago

El día o la noche en que el olvido estalle
salte en pedazos o crepite,
los recuerdos atroces y los de maravilla
quebrarán los barrotes de fuego
arrastrarán por fin la verdad por el mundo
y esa verdad será que no hay olvido.

                              Mario Benedetti
 

DEP Adolfo Suárez 


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